Opinión

PEDAGOGÍA DEL OPORTUNISMO

Pedro Peñaloza

“Solo el necio confunde precio con valor”.

Antonio Machado

 

El acto de Marcelo Ebrard de hincarse ante el poder dominante, al decidir permanecer en Morena, muestra de cuerpo entero a un representante del sistema político mexicano, el cual tiene como característica central la simulación. Su mentado “entendimiento” con Claudia Sheinbaum significó echar por la alcantarilla todas las graves denuncias que en su momento gritó el excanciller acerca del proceso electivo en Morena.

La comedia se expresó grotescamente. Después de tres meses, la Comisión de Honestidad y Justicia aceptó que únicamente se cometieron “errores”, cuando en realidad fueron delitos electorales. Por su parte, Ebrard completó el libreto y difundió la versión de que se van a sancionar a los que cometieron esas “irregularidades”. ¿Se va a sancionar al presidente de la República?, ¿a la Secretaría del Bienestar?, ¿gobernadores, diputados y senadores? Todos parte de la movilización de recursos y acarreos con dinero público.

Ebrard inventó una burda coartada para justificar su genuflexión y de paso engañar a sus seguidores. Por supuesto, un elemento de amenaza que estuvo presente en la mente del ex jefe de gobierno, fue el de las cuentas pendientes que tiene con la justicia. Sabe del talante vengativo del inquilino de Palacio. Además, en horas recientes, Sheinbaum desmintió que Ebrard represente la “segunda fuerza”.

En relación a las encuestas recientes de Morena para elegir gobernadores, lo que se ratificó fue la consigna y deseos de López Obrador, quien le dio un bastón de “humo” a Sheinbaum para simplemente simular quién verdaderamente manda en el territorio guinda. Por eso, quedaron las candidatas en Veracruz y en la CDMX, con el pretexto del género. Y le dieron una patada a Harfuch, abrumador ganador de la encuesta, pero nada cercano al tabasqueño.

Ante la imposición disfrazada con encuestas, todos se plegaron a los dictados del señor. Más les valía. Para eso está la Mañanera, la UIF y la FGR. No es extraño, que los perdedores aceptaron su premio de consolación, que los llevará a levantar la mano en el Senado el próximo sexenio.

La crítica de fondo de este anémico ejercicio demoscópico de los morenistas, es que los consultados emiten su preferencia por alguien que no ha debatido ni presentado propuestas programáticas. Pura imagen y celofán. Debe quedar claro que Morena no es un partido, es una simple agencia de colocaciones al gusto del habitante de Palacio, sin críticas o discusiones sobre el rumbo del país, únicamente diseñado para ganar elecciones. Esto define a Ebrard y compañía, que impulsados por el oportunismo y el miedo, decidieron recibir las migajas del pastel electoral.

 

@pedro_penaloz