LIBRAN BATALLA POR EL AGUA
Rolando Herrera
Agencia Reforma
Acapulco, Guerrero 29 octubre 2023.-
Ataviada con un sombrero de ala ancha que le protegía del sol, Marisol Castrejo,
vecina de El Coloso, se unió a una larga fila que se extendía más allá del
depósito de una refresquera en la Colonia El Cayaco.
Salió de su casa sólo con un
café y unas galletas en el estómago y, también, con un poco de suerte, pues al
cabo de caminar unos minutos consiguió un aventón y se ahorró la caminata de
dos horas.
El largo trayecto y las horas
de espera fueron para obtener 24 botellas de agua de litro y medio que la
empresa Femsa comenzó a regalar desde el viernes pasado.
“No tenemos agua, no podemos
comprar tampoco porque en ningún negocio hay, todos fueron saqueados, por eso
tenemos que venir hasta acá para llevarnos una poca”, señala.
El batallar de Castrejo fue
casi idéntico para casi cuatro mil personas que, en tres días, recogieron
botellas de agua en el depósito ubicado en el kilómetro 17 de la carretera a
Pinotepa Nacional.
En la misma fila, pero como a
unos 300 metros de distancia, llega a formarse Adela Niño Morales, comisaria de
Tres Palos, quien, confundida, cargaba dos garrafones de 20 litros de agua
pensando que serían llenados.
Llegó agitada por la caminata
y acalorada por el sol que daba de lleno, pues no había ninguna sombra a la
cual arrimarse.
Niño Morales tardó dos horas
caminando y, viendo la larga fila, calculó que estará formada otras tres antes
de conseguir el agua necesaria para beber y cocinar.
“Necesitamos que nos
ayude el Gobierno, los tres Gobiernos que vengan a ayudarnos, así como ellos
quieren nuestro apoyo, necesitamos ahora de ellos el apoyo”, recrimina.
Tras el paso del huracán
“Otis”, señaló, ninguna autoridad se ha acercado a la comunidad de
Tres Palos, en donde la mitad de las casas resultó dañada.
“Estamos hasta el cuello
de agua por el desbordamiento del río de la Sabana, ya hasta tenemos hongos en
los pies y los zancudos nos están comiendo.
“Los árboles todavía están tirados,
necesitamos saneamiento básico, que vayan por la basura, las ramas de árboles,
no tenemos agua, no tenemos comida. Ayer (sábado) fue el Ejército nada más a
dejar una despensa (por familia), nada más una sola despensa; necesitamos
comida, agua y ropa”, señaló.
Los reclamos de la comisaria
encendieron los ánimos de las personas que estaban formadas en la fila, quienes
también manifestaron su descontento por la falta de atención.
“Hoy es una lucha por
sobrevivir, por tomar agua, de verdad, usted está viendo cómo está la
situación, está difícil, la estamos buscando por todos lados, cómo
sustentarnos, cómo sobrevivir”, señaló Andrés López.
Oasis
En la Colonia La Sabana,
frente el arco del fraccionamiento que lleva el mismo nombre, agua a borbotones
salía de un tubo de PVC; algunos vecinos dijeron que eran escurrimiento de
lluvia, pero otros más especularon que se trataba de una fractura de la red de
servicio.
Ajena al debate del origen del
líquido, María Elena Díaz se afanó a restregar la ropa sobre una plancha de
concreto. Decenas de pantalones, calzones, playeras, calcetines, faldas,
camisas pasaron por sus manos mientras su hija Luz Linares le acarreaba agua
del afluente con una cubeta para depositarla en un tambo.
Tras enterarse de que brotaba
agua, María Elena llegó desde la 7:00 horas, pidió permiso a la dueña del
puesto de concreto y los convirtió en un lavadero en plena calle para quitarle
la mugre a la ropa de toda la familia.
Frente a ella, un hombre
descamisado, que sólo usaba unas bermudas, se daba un baño a jicarazos sin
jabón y a los poco minutos dos niñas lo imitaban, refrescándose.
Como el agua seguía frotando
con cierta presión, más vecinos fueron llegando con cubetas y garrafones, a llenar
todo lo que podían y acarrearlo a sus casas.
“Desde que fue el huracán
no teníamos agua para bañarnos, así que lo poquito que tenemos con un garrafón,
de a dos o tres bandejitas, a quitarse el sudor y ya”, dijo Lucio César
Rafael Román, vecino de La Sabana.