LA TORTUOSA PERO OBSESIONANTE INCURSIÓN A LAS LETRAS
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En la primera mesa de ¡Al ruedo!,
los autores compartieron sus experiencias en el descubrimiento de un oficio del
que no se puede vivir
Guadalajara, Jalisco, a 29 de noviembre de 2023.- Inseguridades,
dudas vocacionales, aferrarse a un proyecto y hasta haberse hecho de una
carrera o profesión para subsistir en el proceso de convertirse en escritores,
son algunas de las coincidencias que compartieron Elisa Díaz Castelo, poeta
capitalina; Hiram Ruvalcaba, narrador y profesor de Zapotlán, y el tijuanense
Josué Camacho, escritor y periodista, durante su participación en la primera
mesa de ¡Al ruedo! Ocho talentos mexicanos, que forma parte de las actividades
de FIL Literatura en la 37 edición de la Feria Internacional del Libro de
Guadalajara (FIL).
La entrada al mundo de la escritura de Díaz Castelo fue un proceso
dilatado que comenzó con la escritura de un diario, entre los 14 y 24 años. En
este anotaba poemas y fragmentos de cuentos que, a causa de su timidez, no
mostraba a nadie: ella nunca pensó que lo que escribía podría interesarle a
alguien, hasta que a los 25 decidió participar en un taller literario. A partir
de entonces comenzó a ganar confianza, al punto de aplicar en una beca para
estudiar literatura creativa en Nueva York, lo que cambió su perspectiva sobre
su vocación. Al volver a Ciudad de México solicitó una beca en el Fondo
Nacional para la Cultura y las Artes y ganó el Premio Alonso Vida con su
poemario Principia.
Con el Premio pudo darse la oportunidad para publicar su primer libro.
Su proceso para escribir poesía es similar en cada poema: todas las
mañanas dedica el mayor tiempo que pueda, antes de entrar al trabajo remunerado
(“porque la poesía no paga”, aclaró), a la Redacción: puede ocurrir que
concluya algún poema en una mañana, pero pulirlo le puede tomar días o meses.
En el caso de la narrativa, se tiene que concentrar más, pues requiere un ritmo
más pausado, ese paso más lento de regresar a diario al mismo texto, es
distinto para ella.
Sobre sus primeras lecturas confesó que a los diez años leyó por
error Nostalgia
de la muerte, de Xavier Villaurrutia, un libro que tenían sus
padres y que ella pensó que era para niños. “Quedé bastante trastornada”,
confesó. Después la inspiró T. S. Elliot y la poesía contemporánea.
Hiram Ruvalcaba señaló que su historia fue más accidentada. Estudió
ingeniería ambiental y también letras hispánicas en Zapotlán, lugar con un
antecedente cultural importante en el sur de Jalisco, tierra de Juan José
Arreola y José Clemente Orozco. El mito de que Zapotlán era el Atenas de
Jalisco lo impregnó. A los quince años ingresó a un taller literario, donde
estuvo durante ocho años, y aunque empezó como poeta decidió optar por los
cuentos porque, dijo, sus poemas eran muy malos.
Para él fue importante la presencia de Hugo Gutiérrez Vega, quien
llevó a Zapotlán una cátedra de periodismo cultural y letras por la que
desfilaron escritores como Fernando del Paso y Juan Gelman, además de que
divulgó los trabajos de los estudiantes a escala nacional.
Además de haberse codeado con famosos escritores, él tiene como
influencia literaria a Fernando del Paso, sobre todo con Palinuro
de México, y más el personaje de Estefanía, que lo acompañó mucho
en sus pensamientos. Después, cuando comenzó a detestar el agua, leyó mucha
literatura japonesa. Finalmente, Eduardo Antonio Parra, a quien consideró el
mejor cuentista actual, ha sido su inspiración. Confesó que su sueño es
modesto: ser el mejor escritor del sur de Jalisco de la historia.
Josué Camacho reveló que su gusto por escribir nació desde la
primaria, en quinto o sexto grado. En el bachillerato tuvo una maestra que lo
acercó más a la literatura, pues le aconsejó que participara en un concurso de
poesía. Semanas después ganó el primer lugar municipal y el tercero estatal con
“Zarca confesión”. Aunque prosiguió con la literatura, su labor floreció en el
periodismo y fue hasta los 30 años, cuando se decidió a publicar una novela.
Las tres obras que ha publicado las ha enviado para participar en
premios. Ha dirigido constantemente sus trabajos a editoriales y convocatorias.
“Son procesos largos, a veces te desencantas, pero es obsesionarte y
trabajarlo. Así fue como me inicié”.
El profesor y escritor colimense Rogelio Guedea moderó la
presentación. Las actividades de ¡Al ruedo! Ocho talentos mexicanos concluyen
el miércoles a las 19:30 horas en el Salón B del Área Internacional, con Alaíde
Ventura, Alejandro von Düben, Natalia Trigo y Habacuc Antonio de Rosario.