LA NUEVA CARGADA
Pedro Peñaloza
“El poder, es como un violín.
Se toma con la izquierda y se toca con la derecha”.
Eduardo Galeano
Nada tiene que envidiarle Morena al viejo estilo
priista de gobernar. Sus modos y estilos son muy similares a los del
presidencialismo imperial donde el poder se mantiene impune. Por supuesto,
estos neopriistas son más burdos y patéticos. Su imitación no sólo es de
formas, sino también en sus discursos, extraídos de lo más rancio del tricolor.
La obediencia es un sello de la herencia
presidencialista-periférica latinoamericana, donde el partido político se
caracteriza por ser una agrupación donde se defienden todas las decisiones del
líder, aunque estas puedan representar contradicciones, es más, se destaca
aquel que muestre completa subordinación y defienda con coraje la palabra y
acciones del paladín del pueblo.
Pero, lo que está en el fondo es la reproducción de
una forma de concebir la política y el ejercicio del poder, a saber, creer que
un dirigente podrá con su solo carisma y voluntad resolver los problemas
históricos que atraviesa y permea a un país. Sembrar y propagar nuevamente las
funciones metaconstitucionales del presidencialismo, como lo caracterizó
Carpizo, nos ha colocado en una circunstancia nacional delicada.
El presidente López Obrador encarna la visión
providencial del dirigente que “salvará” al pueblo. Su discurso suele ser amenazante
y polarizador, pero envuelto con el celofán de la demagogia, esa que cautiva a
quienes están ávidos de cataplasmas verbales que disipen su incertidumbre.
En esa atmósfera de ritos y abyección institucional
es donde ha sobrevivido la “cargada”, que se ha disfrazado de muchas maneras,
hoy se encubre con encuestas, con el PRI se decía “consultar a los sectores”.
Otro rasgo era la aprobación sin chistar del presupuesto. Como ahora.
En el pasado, el PRI contaba con sus testaferros,
PPS, PST y PARM, para hacer el trabajo sucio; hoy Morena tiene a sus pistoleros
legislativos, el PT y el Verde. Aquellos y los actuales viven de la transfusión
que les otorga el gobierno.
En otros tiempos, los grupos de dueños del dinero
paseaban por Los Pinos, hoy lo hacen en Palacio Nacional. La “mafia del poder”
está intacta, más rica y poderosa. Y para cerrar el círculo de la simetría,
diversos grupos y personas buscan a la candidata presidencial, Claudia
Sheinbaum, para convertir la “cargada” en una práctica concreta, aunque en este
caso hierran, aquí sigue mandando el presidente.
Finalmente, el caso del ministro Zaldívar confirma
lo grotesco de la comedia montada desde Palacio. La cargada de “izquierda”,
ratifica lo poco que ha cambiado el sistema político mexicano. El déjà
vu a todo color.
@pedro_penaloz