INAUGURAN TREN MAYA; INCUMPLEN PROMESAS
Gelmin
Omar González Hernández
Agencia
Reforma
Ciudad
de México 16 diciembre 2023.- El Tren Maya tuvo su primer viaje ayer mientras
diversas promesas presidenciales de indemnización, escuelas y clínicas para los
afectados no han sido cumplidas.
De
hecho, las niñas y los niños en Palenque, Chiapas, tienen que tomar clases en
una casa particular porque los salones del único preescolar fueron usados como
bodega de construcción y las dos aulas que prometió Fonatur a través de la
constructora aún no están listas.
Ayer,
acompañado de invitados especiales e integrantes de su gabinete, el Presidente
Andrés Manuel López Obrador realizó el primer recorrido del Tren Maya de
Campeche a Cancún.
AMLO
inauguró 257 kilómetros de los mil 554 que contempla todo el Tren. Sólo un 16
por ciento del total.
Sobre
las vías estacionaron tres convoyes, pero sólo uno de ellos fue abordado para
hacer el recorrido.
Los
habitantes del Ejido Guadalupe, en Palenque, se mostraron insatisfechos, pues
ahora ni siquiera tienen servicios de salud, porque si bien la clínica se
construyó, todavía no da servicio, y la clínica vieja dejó de funcionar.
Además,
el ejido quedó partido en dos por la vía y luego en cuatro por un puente vehicular.
Gregori
Méndez, de oficio carpintero, describe la obra como una especie de cruz de
fierro y cemento, por lo que teme que los carros que circularán por el puente
vehicular que se construyó frente a su vivienda, caigan en su patio. Y el piso
y las paredes de las casas que se dañaron por la obra tampoco han sido
reparadas.
“Hablan
de mucho beneficio, y sí los va a tener, pero para nosotros no, a nosotros qué
beneficio nos puede traer, nosotros quedamos aislados”, lamentó Gregori
Méndez, quien dice que desde que el Tren Maya llegó, la salud de su padre
empeoró.
“Los
ingenieros, pagaron a su antojo por nuestra tierra (que se compró para ampliar
las vías del tren) a 13 pesos el metro cuadrado”, reprocha.
Y es
que, según los testimonios, quienes viven a un costado de las vías, aún padecen
los estragos de la compra barata de sus casas y tierras.
“Me
deben 30 mil pesos, ya me dieron 40 por mi casa, ahora vivo en otra casita, que
no me la dio el Tren Maya, me la dio el Ayuntamiento. Si no me la terminan de
pagar, no la voy a tirar porque la puedo volver a componer aunque ya le quité
la lámina para ponerla donde ahora vivo”, dice María Antonia Vázquez
Sánchez, una ama de casa que vive con su esposo.
Ambos
lamentan que en el futuro ya no podrán visitar a sus vecinos que quedaron al
otro lado de la vía porque subir la rampa del puente les agotará por su
avanzada edad.
“Todo
el ejido está inconforme (con el puente)”, dice molesta María Antonia, al
tiempo que señala una estaca enterrada a la orilla de su antigua casa.
“De
aquí para allá es del Tren, y de aquí para allá es mío, esa seña (la estaca)
los ingenieros la pusieron”, expone.
El
ejido Guadalupe está conformado por más de 100 personas; algunas trabajan en
las plantaciones de hule y palma de aceite de alrededor. Fue fundado hace casi
35 años, y al paso del tiempo, pasó un tren de carga, que años después dejó de
funcionar, cuyas vías férreas que quedaron son aprovechadas para el Tren Maya.
“Nos
dijeron que quienes estábamos cerca de esa vía nos darían una vivienda, una
cocina, o si estaba quebrada tu casa por el movimiento del Tren Maya, en este
caso mi casa se cuarteó, pero hasta ahorita no he visto nada de eso”, dice
Bartolo, otro campesino cuya tierra se la compraron en 32 pesos el metro cuadrado.
Además,
ahora tampoco tienen servicios de salud.
“Fue
el 15 de septiembre cuando sentí un calor en mi cuerpo, mi hijo tuvo que
sacarme en carretilla para buscar un doctor, pero tuvo que caminar más para
salir de casa, y de este ejido, porque quedamos encerrados”, cuenta
Dolores Mendoza.