Cultura

CONSTANCIA Y DETERMINACIÓN CLAVES DEL ÉXITO EN LA DANZA

Su interés por la danza, la iniciativa para proponerse en papeles que no eran consideradas, su preparación y entrenamiento, la convivencia con bailarines y maestros nacionales y extranjeros, el momento en el que las ascendieron y su despedida en el Palacio de Bellas Artes fueron algunos de los temas que compartieron con la audiencia las ex primeras bailarinas de la Compañía Nacional de Danza, Sandra Bárcenas e Irma Morales.

Profesionales del ballet fueron las invitadas de Bienvenido a tu casa, proyecto de la agrupación que busca acercar e interesar al público de todas las edades al mundo del arte del movimiento, a través de las voces que han constituido su historia.

Una charla moderada por la bailarina Isabel García, en la que Bárcenas y Morales coincidieron en que la entrega y el tiempo que dedicaron a formarse, así como su autodeterminación por proponerse y audicionar para personajes principales que la dirección o los maestros de entonces ya habían elegido para alguien más, las llevó a convertirse en primeras bailarinas.

“Ya tienes el no, busca el sí, ese era mi estímulo… Recuerdo que había una audición para Dos cisnes, del ballet El lago de los cisnes, y obviamente no estaba en la lista, pero me lo sabía, entonces mandé un papelito a Nellie Happee y Susana Benavides, quienes en ese momento estaban a cargo de la dirección, les escribí ‘¿puedo audicionar?’, me dejaron pasar, me preguntaron que cuál cisne, si derecho o izquierdo, y respondí ‘el que usted me diga, maestra’ –me sabía los dos-; me vieron y lo bailé”, confiesa Bárcenas y añade: “Así hice también Cisne negroRomeo y Julieta… Siempre he dicho que el trabajo es lo que te va a sacar adelante”.

Lo mismo comparte la maestra Morales al decir que con las lesiones de otros compañeros comenzaron a darle oportunidad de demostrar su trabajo y constancia: “De ahí que me interesaron los concursos de ballet, en ellos me medía, pues eran bailarines del Kirov, del Bolshoi… o sea, de escuelas muy buenas, lo que me hacía saber en dónde estaba parada, qué necesitaba trabajar, cómo me tengo que presentar… Creo que la danza es una profesión muy difícil, se necesita mucha dedicación y disciplina, entrega total, no importa que te digan que no si sigues ahí porque te gusta, quieres y estás comprometida”.

Al cuestionarles si dudaron alguna vez en dedicarse al ballet, ambas coincidieron que solo vieron obstáculos que, ante su gran motivación, nunca las hicieron desistir. Asimismo, compartieron que se consideran más bailarinas de repertorio clásico que de contemporáneo, y cuando sintieron que llegó el momento en que debían irse con dignidad de los escenarios, tuvieron la oportunidad de hacerlo con ballets que eligieron, Sandra con Onegin – y al mismo tiempo que su pareja, el también maestro Raúl Fernández- y Morales con Romeo y Julieta.

Por último, señalaron que su interés, curiosidad y amor por la danza las impulsó a explorar, una vez que dejaron la interpretación, otros campos de la escena, colocándolas en la docencia y en la preparación de futuras y futuros bailarines desde su trinchera, la Escuela Nacional de Danza Clásica y Contemporánea (Endcc), institución en la que se desempeñan como maestras, así como sus compañías Danza Studio14 e Irma Morales Dance Studio, respectivamente.