CAMPAÑAS DE GOBIERNO
Martín Quitano Martínez
Entre un gobierno que lo hace
mal y un pueblo que lo consiente
hay una cierta complicidad
vergonzosa.
Víctor Hugo
La
realidad nacional es atravesada por los múltiples debates que están
presentándose de cara al 2024. Desde el oficialismo, se insiste en presentarnos
una realidad casi virtual, hilvanada por los sueños de una transformación
medida desde la lógica de reiterar que las cosas ya cambiaron, y que únicamente
las fuerzas oscuras del pasado señalan pendientes. Pese a ello, se avanza en un
camino virtuoso que es guiado desde la diferencia que encumbra a los que ahora
detentan el poder.
Los
parabienes ofrecidos son dados y solo los necios los niegan, en un afán por descarrilar
el andar superior de los que gobiernan, seguros de que gozan de la mayor estatura
moral, la capacidad y la nueva plenitud de los ejercicios políticos y
administrativos que son reconocidos por “el pueblo bueno”.
Así se
explica la campaña permanente de funcionarios y representantes políticos del
grupo gobernante de todos los niveles, empezando por la presidencia de la República,
que en lugar de trabajar se promocionan para darle continuidad a su proyecto. En
ello aplican todo su esfuerzo y presupuesto, para asegurar el triunfo de su
incuestionable verdad.
Para
conseguirlo es necesario pasar por alto la larga lista de sus fallos, utilizar
clientelarmente los programas sociales, cancelar las evaluaciones y autocriticas
sobre sus innegables omisiones, atrasos e ineficiencia de los ejercicios
administrativos, además de negar la utilización descarada de la coerción a los
servidores públicos. Todas esas pequeñeces deben superarse con la narrativa
impuesta desde las mañaneras.
No
obstante lo anterior, la terca realidad se muestra descarnada en la violencia,
en la inseguridad, en los problemas de salud pública, en el abandono de la
educación, en el olvido del campo y de políticas ambientales sólidas. Con esta
realidad indeseable se presentan las exigencias de las mujeres, de las familias
de las y los desaparecidos, de los enfermos no atendidos, de los muertos sin
justicia.
Cada
vez más lejos se ve el cumplimiento de los compromisos por la transparencia y
la rendición de cuentas, y ni hablar del regreso de los militares a los
cuarteles y de pacificar al país.
Tantos
incumplimientos, tantas mentiras, generan la crítica que les ofende, que les
enfurece. En ese sentido se enmarca el asedio a quienes puedan representar alguna
opinión distinta, algún contrapeso, sean personas, grupos o instituciones. Para
ellos nadie puede pensar distinto sin ser su enemigo. La pluralidad no existe,
porque solo se asume en la retórica; el respeto es una palabra hueca cuando se
trata de los demás, por eso se hace frecuente uso de la descalificación y en
muchas ocasiones de la calumnia.
Nos ha
tocado un gobierno que no ha dejado de hacer campaña desde que llegó. Trabajar,
administrar, producir bienes y servicios no es su prioridad. Promoverse,
regalar dinero y hacer campaña son sus ocupaciones principales. Todas sus
acciones están encaminadas a mantener el poder y para lograrlo se permiten
todo, lo que sea, violar la ley, el
abandono de principios, la negación misma de los que se suponen eran fundamento
de su historia.
Los
retos son mayores en escenarios complejos como los que tenemos; la disputa del
2024 tendrá que jugarse mucho más allá de los partidos políticos. El debate
real estará en la participación de la sociedad civil, en los movimientos del
conjunto social agobiado en la polarización, en su disposición a sumarse en una
jornada electoral que a siete meses de la elección hay quienes dicen que todo
está definido.
Frente
a este escenario, queda claro que queda mucho por hacer. Esperemos que como
ciudadanos, logremos estar a la altura para salir con bien.
DE LA BITÁCORA DE LA TÍA QUETA
El abandono del tema
de la salud es brutal y es evidente. No hay un sistema que funcione de forma
integral y destinamos el 2.9% del PIB al sector salud y no es ni la mitad de
los recursos que recomienda la OMS (6% del PIB). Estamos muy lejos de
Dinamarca.
X: @mquim1962