Cultura

CONSULTAR AL OFTALMÓLOGO DOS VECES AL AÑO PARA ATENDER A TIEMPO EL GLAUCOMA

·      Al celebrarse el 12 de marzo el día mundial de este padecimiento, Félix Gil Carrasco afirma que 90 por ciento de la ceguera que provoca podría evitarse con diagnóstico y tratamiento oportunos

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No existe cura, pero hay procedimientos para evitar que continúe la reducción del ángulo de visión

 

En México, el glaucoma -enfermedad neurodegenerativa que daña al ojo- afecta de 2 a 4 por ciento de la población mayor de 40 años; tienen más predisposición a padecerla las personas de origen afro y las mestizas con esa influencia genética, cuya tasa se ubica de 4 a 6 por ciento en quienes rebasan esa edad.

 

Lo anterior, de acuerdo con el médico oftalmólogo y profesor de la División de Estudios de Posgrado de la Facultad de Medicina de la UNAM, Félix Gil Carrasco, quien detalla que perjudica específicamente al nervio óptico.

 

Inicialmente provoca afectación de la visión periférica (del campo visual) que, si no se detecta y trata de manera adecuada, es posible que progrese hacia una pérdida de visión más grave, incluso a la ceguera, precisa.

 

Debido a una alta presión intraocular reduce el ángulo de visión, refiere en entrevista a propósito del Día Mundial del Glaucoma, que se conmemora el 12 de marzo.

 

Datos de la Organización Mundial de la Salud establecen que es la segunda causa común de ceguera en el planeta: 4.5 millones la presentan en la actualidad, con proyecciones de 11 millones de afectados para 2020. Se estima que en México existen cerca de 1.5 millones de personas afectadas y hay hasta 50 mil casos de invidencia debido a su pronóstico tardío.

 

El Informe Mundial sobre la Visión, presentado por ese organismo en 2019, destaca que más de mil millones en el orbe viven con deficiencia visual porque no reciben la atención para miopía, hipermetropía, glaucoma y cataratas, afecciones más frecuentes de los ojos.

 

Es importante el diagnóstico médico temprano, que solamente se logra con consultas con el especialista, al menos, dos veces al año; sin embargo, deben ser más frecuentes cuando hay antecedentes de glaucoma u otras enfermedades de los ojos en padres y hermanos, recomienda Gil Carrasco.

 

Son fundamentales las visitas rutinarias en las cuales el experto puede medir la presión intraocular y, si está alta, regularla para evitar que el paciente vaya perdiendo la visión.

 

Para el universitario, la efeméride es una fecha importante porque difunde información sobre una enfermedad silenciosa, que hasta hace dos décadas era casi desconocida en nuestro país, alerta.

 

Además, la conmemoración tiene el propósito de llamar la atención sobre este grupo de males oculares progresivos y la trascendencia de su detección a tiempo, pues 90 por ciento de la ceguera que provoca podría evitarse con ello y con tratamiento pertinente, enfatiza.

 

El especialista menciona que existen varios tipos de glaucoma y en ellos el nervio que conecta el ojo con el cerebro está dañado, generalmente debido a presión ocular elevada.

 

El tipo más común es el de ángulo abierto, que no suele presentar síntomas en las etapas iniciales, pero progresivamente aparecen puntos ciegos dispersos en la visión lateral o periférica; y en posteriores se registra dificultad para ver objetos en la visión central.

 

El de ángulo cerrado (aunque es poco frecuente) es una emergencia médica; sus síntomas incluyen dolor de cabeza y ocular intensos; náuseas o vómito; visión borrosa; halos o anillos de colores alrededor de las luces; y enrojecimiento de los ojos. El tratamiento incluye colirios (medicamento compuesto) y cirugía.

 

El especialista comenta también que el de tensión normal tiene ausencia de síntomas en las fases iniciales; visión progresivamente borrosa y, en etapas avanzadas, privación de la visión lateral.

 

En tanto, el glaucoma en infantes consiste en visión opaca o nublada, aumento del parpadeo, lágrimas sin llanto, miopía que empeora y dolor de cabeza. Y el pigmentario produce halos alrededor de las luces, visión borrosa al realizar ejercicio y carencia gradual de la visión lateral.

 

Gil Carrasco aclara que la enfermedad no se cura, pero existen tratamientos para evitar que continúe la reducción del ángulo de visión, básicamente mediante el control de la presión intraocular.

 

 

FUENTE: UNAM