LA DISCRIMINACIÓN VULNERA LA DIGNIDAD HUMANA
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No es sólo una cuestión
jurídica, sino también un problema que genera enorme sufrimiento y, a veces,
puede causar hasta la muerte de las personas: Mónica González Contró, directora
del IIJ
Mirtha Hernández
La discriminación no es sólo una cuestión jurídica,
sino también un problema que genera enorme sufrimiento y, a veces, puede causar
hasta la muerte de las personas que la padecen.
“Una persona que es excluida, estigmatizada y no
puede acceder al ejercicio de un derecho, experimenta un gran sufrimiento.
Tiene que ver con la dignidad humana y no sentirse parte de, no ser aceptada o
aceptado y puede, incluso, conducir a la muerte. Los crímenes de odio por
condición de raza, sexo, orientación sexual, identidad de género son ejemplo de
ello”, afirma la directora del Instituto de Investigaciones Jurídicas (IIJ) de
la UNAM, Mónica González Contró.
Con motivo del Día de la Cero Discriminación, que
se conmemora el 1 de marzo, la experta universitaria, expuso que, aunque estas
manifestaciones son contrarias al principio de igualdad y están prohibidas en
la Constitución Mexicana, es difícil erradicarlas ya que tienen un gran
componente social y cultural.
“Muchas veces vemos en la vida cotidiana
expresiones que obstaculizan el ejercicio de los derechos de las personas y su
dignidad. Esta efeméride debería invitarnos a realizar un autoexamen, sobre
nuestra actitud hacia ciertos grupos frente a los que podemos tener prejuicios,
desde las actitudes machistas, homófobas o las xenófobas, que se están dando
por el fenómeno migratorio que tenemos en el país”, indica.
De acuerdo con la Encuesta Nacional de
Discriminación (ENADIS) 2022, el 23.7 % de la población de 18 años y más
manifestó haber sido discriminada en los últimos 12 meses por su tono de piel,
manera de hablar, peso o estatura, forma de vestir o arreglo personal, clase
social, lugar de residencia, creencias religiosas, sexo, edad, orientación
sexual, ser una persona indígena o afrodescendiente, tener alguna discapacidad
o enfermedad, opiniones políticas, estado civil o situación de pareja o
familiar, entre otros.
Entre la población de la diversidad sexual y de
género, el porcentaje aumentó al 37.3 %, así como entre las trabajadoras del
hogar que fue 34.6 %.
La experta universitaria precisa que el artículo
primero de la Declaración Universal de los Derechos Humanos establece que todos
los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos.
Sin embargo, hay la discriminación que es toda
exclusión, distinción, restricción que obstaculiza o niega el ejercicio de un
derecho por edad, raza, sexo, condición social, orientación sexual, identidad
de género, religión, estado civil, entre otros.
Este año la efeméride tiene como lema: “Para
proteger la salud de cada persona, hay que proteger sus derechos”, afirma.
Igualdad más allá de la normatividad
La discriminación, agrega la especialista en
derechos humanos, es un concepto complejo porque la ley y las autoridades
muchas veces hacen distinciones. Se ha determinado, de acuerdo con criterios
jurisprudenciales tanto nacionales como internacionales, que esta distinción
que hace la ley, es discriminación cuando no es objetiva ni razonable.
Es decir, es una distinción que no está dirigida a
una persona o grupo de personas en particular y lo razonable implica que debe
corresponder con un fin, con la Constitución y los tratados de derechos
humanos.
Dicho concepto se ha ido elaborando a lo largo del
tiempo y cada vez demanda hacer un análisis más profundo de una medida que haga
una exclusión, en particular cuando se dirige a un grupo históricamente
discriminado, como las mujeres, las comunidades indígenas, las personas
afrodescendientes, las niñas y los niños, las personas mayores, las de la
comunidad LGBTIQ+”, detalla.
La efeméride, insiste, también debe llamar a revisar
de manera constante la ley, a fin de repensar si categorías o distinciones que
consideramos absolutamente normalizadas siguen correspondiendo a un Estado que
protege los derechos humanos.
Por ejemplo, hoy en día hay una gran discusión
entre las feministas sobre el trabajo sexual, respecto a su erradicación o
regulación. “Lo que hay que reconocer aquí, independientemente del debate
teórico, es que es una realidad existente y tenemos que garantizarles
derechos”, asevera.
Otros temas son: la concepción tradicional de la
familia; la figura de la patria potestad que en otros países ya ha sido
sustituida por la de responsabilidad parental; o los requisitos vinculados con
la nacionalidad.
“El derecho al voto requiere de la nacionalidad,
pero podríamos debatir si es proporcional y objetivo si una persona que no
tiene la calidad de nacional y lleva viviendo 20 años en México, puede tener o
no acceso al voto”, comenta.
Un concepto más que se ha desarrollado junto con la
discriminación es el de acciones afirmativas, pues se ha visto que, aunque la
igualdad está reconocida en la Constitución y tratados internacionales, hay
grupos históricamente marginados que no pueden ejercer todos sus derechos. Un
caso son las mujeres y su acceso a los puestos de poder, de representación
política.
La directora del IIJ destaca que muchas veces los
individuos reúnen más de una categoría que los ubica en grupos históricamente
discriminados, lo que se ha llamado interseccionalidad. Un ejemplo son las
mujeres migrantes indígenas, remarca.
La lucha de la UNAM
González Contró subraya que la UNAM es un ejemplo
de la lucha contra la discriminación. A partir de la Coordinación para la
Igualdad de Género se trabaja por avanzar justamente hacia la igualdad
sustantiva entre géneros, además se tienen diversos programas que reconocen la
multiculturalidad, que dan becas a alumnas y alumnos de origen indígena, entre
otros.
Otro esfuerzo importante, añade, es el Diplomado
sobre el Derecho a la No Discriminación que surgió hace 20 años en el IIJ y del
que han egresado cerca de 1,000 personas de la sociedad civil, funcionariado
federal y local. Este programa académico contó con la colaboración del Consejo
Nacional para Prevenir la Discriminación, la Comisión de Derechos Humanos de la
Ciudad de México y el Consejo para Prevenir la Discriminación en la Ciudad de
México.
“Durante mucho tiempo fue un espacio muy importante
de formación para personal del Sistema de Transporte Colectivo Metro de Ciudad
de México, quienes venían porque había muchas quejas sobre discriminación en
sus instalaciones”, comenta.
A partir de la pandemia el diplomado empezó en
modalidad virtual y permitió ponerlo al alcance de personas de diversas
entidades de la República y del extranjero. “Es un espacio de formación muy
importante y una aportación de la Universidad a este fenómeno de Cero
Tolerancia contra la discriminación”, concluye.
FUENTE: UNAM