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XÓCHITL, CON ‘ESTILO FRANCO Y DIRECTO’

Mayolo López                                     

Agencia Reforma

Ciudad de México 1 marzo 2024.- Rebelde, antisolemne, disruptiva. A Xóchitl Gálvez la marcó de manera inexorable su inhóspita infancia en Tepatepec, Hidalgo.

 

En un cerro de ese marginado pueblo, según cuenta Xóchitl, enterró su ombligo. Apegada a ritos ancestrales, la abanderada del frente opositor a la Presidencia cuenta que una mañana se sentó a meditar y una mariposa multicolor revoloteó frente a ella y, de repente, estaba tomando la decisión más arriesgada de su vida: buscar la Presidencia de la República.

 

“Esa es la señal”, se convenció la política de raíces indígenas.

 

Antes de que se manifestara esa señal, también descollaba en el desparpajo. Una señal irreverente de una Xóchitl “encabronada” con un recorte a la bolsa para la Comisión de los Pueblos Indígenas llevó al inflexible Paco Gil Díaz, entonces Secretario de Hacienda y Crédito Público, a emprender una graciosa huida para resarcir los recursos.

 

En junio de 2003, la buena suerte hizo que Xóchitl se topara al día siguiente de frente con Gil Díaz en el Heroico Colegio Militar al conjuro de una clausura de cursos militares.

 

“Llego y venía Paco Gil solo –yo también venia sola– y entonces me le cruzo. Estaba super enojada. Y le dije: ‘Óyeme, cabrón. Tú con tus recortes, me vas a dejar sin fondo’, pero yo me refería al fondo de infraestructura.Y Paco se voltea todo burlón y me dice: ‘No me digas, mi querida Xóchitl, que no traes fondo.’

 

Desgrana: “Y me levanté el huipil y le enseñé como dos terceras partes de las piernas arriba de la rodilla. Y le dije: ‘no, no traigo fondo, cabrón’. Estaban todos los Secretarios y las esposas viendo la escena. Y todos diciendo, ‘qué está pasando aquí’.

 

“O me regresas los 200 millones o te enseño lo que sigue. Acuérdate que las indígenas no usamos calzones… Paco se pone rojo y me dice, ‘No, no. Tranquila: ahorita le digo a Pablo Reyes que vea tu caso. Ahí acabó la escena, me bajé el huipil. A lo lejos sonaban las cornetas porque el Presidente venía.

 

“En la noche me habla el Presidente y me dice: ‘¿Cómo le hiciste, porque eres a la única que Paco Gil no le redujo el presupuesto?’ Y le dije: ‘el cabrón del Paco pagó por no ver, Presidente…”

 

Instalada en la ola del cambio que logró Vicente Fox, Gálvez sorprendía al Mandatario de las botas y a sus compañeros de Gabinete cuando muy oronda se apartaba del espacio que ocupaban y se iba a “echar desmadre” con los reporteros en la parte trasera del avión presidencial.

 

La entonces comisionada de los Pueblos Indígenas contaba chistes y le entraba a los albures con los informadores. A veces, edecanes del Estado Mayor Presidencial salían a buscarla para pedirle que se reportara con su jefe.

 

Persuadida por el revoloteo de la mariposa, el lance más arriesgado de su paso por la política la llevó a tocar las puertas de Palacio Nacional… y en los primeros minutos de este viernes, daba los primeros pasos de su campaña.

 

Son pocos los políticos que conocen de cerca a Xóchitl. Uno de ellos es Arne aus Den Ruthen, el City Manager de la Miguel Hidalgo cuando Gálvez la encabezaba.

 

“Es una mujer muy sensible, muy empática, con capacidad de ponerse en los zapatos de las otras personas y de abordar los problemas desde la perspectiva de quien lo padece. También es una mujer que no cree en el paternalismo, que cree que se tiene que hacer el esfuerzo, aunque también cree que a la gente hay que darle un empujoncito a través de apoyos”, resume Den Ruthen.

 

“Su propia historia familiar, íntima, también la marca”, observa Arne.

 

“Es una mujer que no funciona bien cuando hay gritos y sombrerazos: ella trabaja muy bien con el diálogo. Pero cuando hay gritos y sombrerazos, creo que la remite algo de su infancia y no funciona muy bien. No se siente cómoda en esos ambientes.”

 

Desde la perspectiva del ex City Manager, el “estilo” de Xóchitl “es completamente franco, directo. Ella es super franca, pero nunca ofende: sabe decir las cosas de frente sin ofender. Le gusta mucho conciliar, no le gusta conciliar… Le gusta decir groserías cuando son oportunas, pero no le gusta decir groserías como mecanismo de defensa”.