VERGÜENZA XALAPEÑA
Uriel Flores Aguayo
Sin desgarrarme las vestiduras, sin dramatismo, con realismo expreso mi
vergüenza por varios asuntos que ocurren en Xalapa, mi origen y entrañable
ciudad. Somos un lugar hospitalario, verde, con mucha historia, culto y con
relativo capital social positivo. Eso es lo bueno y lo que hace una ciudad
cálida y de calidad. No ha sido bien gobernada en lo general, su clase política
ha sido de bajo nivel en su mayoría. Siempre estuvo un partido que hizo un mediocre
negocio del servicio público. Hay excepciones como el caso actual y las
gestiones de Manolo Fernández y los Zúñiga.
Las administraciones municipales han hecho poco para construir
ciudadanía. Aun así, se puede considerar que existe una vida pública aceptable.
Hay problemas complejos como el agua potable, con un déficit grave, y la
difícil movilidad. Son asuntos antiguos y poco atendidos. Pesan mucho en los
pendientes de la Ciudad y condicionan su desarrollo.
Pero hay otros asuntos que afectan la vida de los xalapeños, de esos que
cotidianamente ocurren, que se han normalizado y tienen que ver con decisiones
políticas; son producto del poder.
Es una vergüenza que todos los días se asalte a los automovilistas por todo
tipo de agrupamientos policiales, es una vergüenza que las mafias de las grúas
secuestren los vehículos, es una vergüenza que politiquillos ambiciosos y
corruptos cuelguen propaganda derrochando recursos y violando las leyes, es una
vergüenza ver a empleados públicos haciendo campaña para morena, es una
vergüenza que a los alumnos de nivel medio los uniformen con colores
partidistas en un reflejo fascista, es una vergüenza observar la frivolidad y
el enriquecimiento súbito de la clase política estatal, es una vergüenza que
ocupen las calles de nuestra ciudad para sus ocurrencias en forma de carreras y
desfiles. Además, son un insulto al sentido común y a nuestra inteligencia. En
fin, la vergüenza es natural, es testimonio y punto de partida para la opinión,
la crítica y búsqueda de alternativas a lo que significa una afrenta para los
xalapeños. No debemos permitir más degradación. Somos mucha historia y cultura
como para que advenedizos y oportunistas nos manchen y avergüencen. La gran
tarea seguirá siendo el fomento de la participación ciudadana, en la medida que
asumamos nuestro presente estaremos garantizando un mucho mejor futuro.
Recadito: AHUED, dignifica al Ayuntamiento.