Espectáculos

SINFÓNICA NACIONAL HERMANÓ AL PÚBLICO CON EL HIMNO A LA ALEGRÍA

  • Homenaje póstumo al compositor Javier Álvarez
  • Un coro de un centenar de voces y cuatro solistas

El viernes por la noche, en la Sala Principal del Palacio de Bellas Artes, la Orquesta Sinfónica Nacional (OSN) llevó a cabo una presentación que permitió vivir varios momentos –todos intensos–, dando como resultado un concierto nostálgico, emotivo y a la vez festivo, pero también solidario.

Los motivos fueron varios: hacer un homenaje póstumo al compositor mexicano Javier Álvarez (1956 – 2023), fallecido en mayo pasado; traer a la memoria un himno por demás necesario y urgente en el mundo: el Himno a la alegría; y externar la solidaridad de la comunidad artística con los afectados en Acapulco por el huracán Otis, así como celebrar el cumpleaños del director artístico de la OSN y a la orquesta misma.

El programa de esta ocasión también fue motivo de regocijo, pues en la primera parte incluyó el concierto para fagot y orquesta Ceiba de luz y sombra, de Javier Álvarez, y, en la segunda parte, la legendaria Sinfonía núm. 9 en Re menor, Op. 125, Coral, de Ludwig van Beethoven (1770-1827), todo bajo la dirección del titular de la OSN, Ludwig Carrasco.

En el caso del homenaje póstumo a Javier Álvarez, la OSN contó con la participación como solista invitada a Wendy Holdaway (fagotista principal de la propia OSN), quien hizo un sentido homenaje al compositor mexicano, ya que la obra fue escrita precisamente para ella entre 2012 y 2013, época en la que Álvarez regresó a México, a Yucatán, después de haber vivido en Inglaterra.

“Claro que mi música ha cambiado desde que regresé de Londres, porque cambia el clima, cambian los estados de ánimo, cambia todo. Allá, el clima nublado me impedía carburar a plenitud. Aquí en Mérida, compongo casi siempre a plena luz”, habría dicho el compositor en una entrevista por aquel entonces. Encargada por la OSN a su autor, Ceiba de luz y sombra se estrenó en marzo de 2013 en este mismo Palacio de Bellas Artes.

La segunda parte del concierto requirió un gran despliegue técnico y logístico, pues para la interpretación de la Sinfonía núm. 9 en Re menor, Op. 125, Coral, de Beethoven, se contó con la participación de un coro de aproximadamente un centenar de voces, formado por el Coro del Teatro de Bellas Artes (que dirige Rodrigo Elorduy) y el Coro de Madrigalistas (cuyo titular es el maestro Carlos Aransay), además de las voces solistas de la soprano Lucia Salas, la mezzosoprano Frida Portilla, el tenor Álvaro Alzaldo y el bajo Jehú Sánchez.

Los tres primeros movimientos de la obra (Allegro ma non troppo, Molto vivace y Adagio molto e cantábile) permitieron al público apreciar el estilo y el sonido característicos de la obra de Beethoven.

El cuarto movimiento (Presto – Allegro ma non troppo – Allegro assai), que incluye la parte cantada del llamado Himno a la alegría (letra basada en un texto del poeta Friedrich Schiller, 1759-1805), llevó a los asistentes a un punto climático, despertando entre ellos algunos sollozos, sobre todo cuando se hace un llamado a la hermandad del mundo, exclamación que se escuchó multiplicado por cien.

Destaco aquí la magnificencia del coro de cerca de cien voces que reunió al Coro del Teatro de Bellas Artes y al Coro de Madrigalistas, así como a cuatro voces solistas, quienes seguramente, unidos a la orquesta, hicieron escuchar el tema central de la obra hasta la explanada del Palacio de Bellas Artes.

La Novena fue escrita por su autor a pedido de la Sociedad Filarmónica de Londres, a partir de 1817 y terminada hasta 1824. Su estreno se llevó a cabo el 7 de mayo de 1824 en Viena, y de este concierto es la famosa escena en que Beethoven, casi completamente sordo, tuvo que ser volteado hacia el público por una de las cantantes, para ver la estruendosa ovación que ya no podía oír.

Aquí también el público premió a la OSN e invitados con un prolongado aplauso que obligó a todo el elenco a regresar al escenario y repetir una de las partes más famosas de la obra de Beethoven, para luego interpretar, de manera sorpresiva Las Mañanitas para el director de la orquesta, Ludwig Carrasco, y también para la OSN, agrupación del Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (Inbal) que este año dedica sus actividades a festejar su 95 aniversario de vida.

El programa se repetirá el domingo 29 de octubre a las 12:15 horas en la Sala Principal del Palacio de Bellas Artes, esta vez con la participación de los cantantes solistas Akemi Endo (soprano), Rosa Muñoz (mezzosoprano), Josué Hernández (tenor) y José Luis Reynoso (bajo).