NAHLE SE CAE; SUS PROPIOS ALIADOS Y CÓMPLICES LA DERRUMBAN
Por Edgar Hernández*
Roció Nahle vino, vio y fue
vencida.
Sus propios seguidores la
crucificaron luego de una campaña negra cargada de desprecios, humillaciones y
señalamientos de corrupta mismos que fueron acompañados de pertinaces
desprecios por ser zacatecana.
Y ese reiterar una y otra vez
que no cumplió con Dos Bocas y exhibirla en mítines pedorros -“¡Soy más
veracruzana que la bamba!”- en donde lo menos que se vio fue el respaldo de las
tribus chairas.
¿Quiénes fueron sus verdugos?
En primer lugar, el Bola #8
-el Frankenstein inventado por ella misma- quien a la par de Manuel Huerta
Ladrón de Guevara se le fueron a la yugular.
Así, a unos días de la
elección que defina su candidatura, coordinación o como se llame, los números
no le cuadran.
No ganará en las encuestas ni
con el dedazo del Peje ya que por más que los morenos, los contadores de votos,
se escondan en un bunker, delegados y observadores de su mismo partido estarán
atentos de que no se consume la operación tamal.
En realidad, la Nahle nunca
entró en el ánimo de su partido, menos en el veracruzano que, bajo ninguna
circunstancia admitiría que nos gobierne una zacatecana.
La dama es una mujer de sangre
pesada que en los últimos años se acostumbró a mandar, a gritar madre y media
desde sus escalones de poder, a regañar y ofender a sus subalternos y a disponer
de carretadas de dinero.
Lo importante en todas sus
encomiendas, fueran legislativas o del servicio público, no eran precisamente
para cumplir, sino para crear un espectro escenográfico que apantallara al
jefe, otro ignorante igual que ella en la cosa pública.
Esa fue su misión misma que le
redituó dinero y poder.
Su peor karma sería, sin
embargo, Dos Bocas. De seis mil millones de dólares a 20 mil millones de
dólares -360 mil millones de pesos- sería el costo de ese elefante blanco
inservible que al menos en el siguiente lustro no arrojará un barril de
petróleo refinado ni un litro de gasolina.
Y cuando empiece la producción
de 340 mil barriles diarios no habrá dónde ni como almacenarlos ni
transportarlos a menos que se compren miles de pipas para llevar a su destino
el energético.
A Nahle se le olvidó además el
pequeño detalle de comentarle al jefe que no hay ductos que saquen el petróleo,
ni la gasolina de Paraíso, como tampoco existe un metro de ducto para
transportar el gas.
Es por ello que en los
círculos de poder se cree que Rocío Nahle no renunció, sino que fue renunciada
para hacerla candidata perdedora.
Aún así, la zacatecana muy
orondamente vino a refugiarse a Veracruz, “tierra donde he vivido hace 35 años”
para que, con la venia del señor, gobierne esta tierra.
No contó con que otros
ambiciosos, otrora sus mozos, con intereses personales a quienes prohijó y
patrocinó, se encargarían de ponerle el pie para que se tropezara.
A ello se sumaron las
campañas, millonarias por cierto, del Bola #8 y Gutierritos -este último no es
nada, pero como ha dado guerra-, así como las de Manuel Huerta.
Todos se le fueron a la
yugular por más que Nahle buscó apoyarse en el diputado Juan Javier Gómez
Cazarín, quien nomas no pudo contener la embestida de sus examigos mafiosos.
El dinero de Cuitláhuac
tampoco bastó para vestirla de jarocha y ponerla a bailar La Bamba.
Sus discursos fofos y
ridículos en muy poco ayudaron a su causa y en la víspera de la selección de su
gallo dejan fuera a la gallina.
En realidad, es una lástima
que Rocío Nahle oriunda de Río Grande, Zacatecas no sea la candidata ya que la
victoria de la oposición sería papita.
Costará más trabajo contender
con Eric Cisneros, quien aun cuenta con el apoyo del crimen organizado o con el
propio Manuel Huerta, quien abrazado a López Obrador buscarán no perder la
plaza a manos de Pepe Yunes, quien se perfila como el abanderado del Frente
Amplio por México (Veracruz) para ganar la contienda el primer domingo de junio
del 2024.
Pero bueno, en tanto se
fagocitan entre ellos demos tiempo. Nadie muere en la víspera.
Tiempo al tiempo.
*Premio Nacional de Periodismo