MI COMPROMISO ES CON LOS DESPLAZADOS FORZADOS: MARGARITA AURORA VARGAS CANALES
· La universitaria
recibió el Reconocimiento y Medalla Gonzalo Aguirre Beltrán, una de las más
altas distinciones que entrega el gobierno de Veracruz
El fenómeno migratorio es
un problema mundial característico del siglo XXI, que no se solucionará en el
corto plazo porque la mayoría de desplazados forzados hacia Estados Unidos
proviene de países con una situación política, económica y social grave, como
Honduras, Venezuela, Cuba o México, afirmó Margarita Aurora Vargas Canales,
académica del Centro de Investigaciones sobre América Latina y el Caribe de la
UNAM, quien recientemente recibió el Reconocimiento y Medalla Gonzalo Aguirre
Beltrán.
La universitaria
tiene una trayectoria en investigación en torno al Caribe francocreolófono (es
decir, los territorios donde se habla francés y créol) y la migración de
haitianos a nuestro país. Su contribución académica al estudio de esta
situación y de la lucha de las personas afrodescendientes -la cual resulta
indispensable para comprender su dimensión universal- la hizo ganadora del
galardón.
Se trata de una de
las más altas distinciones que otorga el gobierno de Veracruz a través de
Instituto Veracruzano de Cultura, a creadores artísticos, académicos e
investigadores que han contribuido al conocimiento y difusión de la llamada
“tercera raíz”.
En entrevista,
Vargas Canales destacó que el desplazamiento forzado de personas es un problema
estructural y global. Por supuesto, forma parte de la gran tragedia que ha sido
la historia haitiana contemporánea y que ha obligado a numerosos de sus
habitantes a salir de aquel país.
Se registra
presencia de originarios de la nación caribeña en territorio mexicano, así como
en Francia, las Bahamas, República Dominicana, Estados Unidos o Canadá. Incluso
hay migraciones haitianas menos estudiadas, como la dirigida hacia Turquía y
otros países que ofrecen mayores ventajas en términos de oportunidades
laborales y facilidades migratorias, refirió la experta.
A partir de 2016 su
arribo a México es masivo, sobre todo proveniente del sur de América Latina, de
Chile o Brasil, hasta llegar a nuestra frontera con Guatemala para de ahí
intentar llegar a Estados Unidos.
La especialista
señaló que a principios de noviembre de 2019 dirigió un equipo
multidisciplinario de investigación, que realizó trabajo de campo con
residentes y migrantes haitianos en la ciudad fronteriza de Tijuana, Baja
California. Identificó que ese desplazamiento masivo e irregular se conformó,
mayormente, por empleados, estudiantes y profesionales. En general, se puede
considerar que esa primera oleada migratoria haitiana tenía una escolaridad de
preparatoria concluida e, incluso, estudios truncos de licenciatura, es decir
un perfil educativo, considerado alto, en un contexto de migración forzada.
La situación en
Haití se ha vuelto insostenible por la violencia de las pandillas a partir,
sobre todo, de 2021. Antes de esta fecha, la salida de esa nación se realizaba de
manera planificada: ahorraban dinero para intentar su paso hacia la Unión
Americana y lo hacían desde sus lugares de residencia y trabajo, que ya no era
la isla, sino países del cono sur, como Brasil, Chile, Venezuela, Ecuador,
etcétera.
A partir de ese año
las circunstancias cambiaron. Actualmente, más que migrantes, deberíamos
llamarlos desplazados forzados por la violencia de las pandillas. Salen por
otras vías: en barco hacia Miami, o por avión a República Dominicana y de ahí
intentan su llegada a México o hacia una nación de América Latina, incluidas
las centroamericanas.
La galardonada
mencionó que se carece de cifras exactas de cuántas personas han abandonado
Haití; sin embargo, hay aproximaciones realizadas por la Organización Mundial
de las Migraciones, y en el caso de México por el Instituto Nacional de
Migración, que dan cuenta del fenómeno.
La población total
de Haití es de aproximadamente 11 millones de personas; de los que viven en la
isla, la mayoría reside en Puerto Príncipe, la capital, y tres millones
conforman la diáspora.
Tan solo en la
ciudad de Tijuana, en 2016, había aproximadamente tres mil haitianos; en 2023
se calcula han transitado cerca de 20 mil solamente por Tapachula, Chiapas.
Esos son los parámetros de los datos oficiales, pero hay que tener en cuenta
que el fenómeno atraviesa por situaciones de irregularidad, donde no son
contabilizados todos. De acuerdo con cifras proporcionadas por el periodista
Mathieu Tourlière, entre octubre de 2021 y agosto de 2022, las autoridades de Estados
Unidos detuvieron a dos millones 150 mil personas, de ellas una parte
considerable eran haitianos.
Los detenidos
forman parte de las estadísticas, pero los que mueren en el camino,
desaparecidos, ahogados en un río o deshidratados en el desierto, no, y se
pierden en el anonimato, lo cual representa una tragedia, recalcó Vargas
Canales.
Una característica
del éxodo, resaltó la investigadora del CIALC, es que migran mujeres con niños,
u hombres con infantes, aunque no necesariamente son sus hijos. Pero lo que no
observamos, hasta este momento, es la situación de menores no acompañados, como
ocurre con los mexicanos o centroamericanos.
La experta apuntó que el equipo multidisciplinario de investigación que
encabezó, encontró que la meta de los haitianos es llegar a Estados Unidos por
una situación de diferencias salariales. La excepción sería que obtuvieran
buenos trabajos, especialmente en la franja fronteriza norte.
“Nos comentaron que
les gusta México, pero se gana poco, y como cualquier persona que sale de su
país necesita mejorar su situación económica, cubrir sus necesidades básicas y
tener un excedente para mandarlo a sus familias en sus lugares de origen. Lo
mismo hacemos los mexicanos con las remesas”.
Trabajo permanente
Para Vargas Canales recibir el reconocimiento representa un gran honor y un
privilegio. Es un aliciente para continuar con el trabajo, pero también
significa un reto y una responsabilidad enormes.
La doctora en
estudios latinoamericanos dijo sentirse contenta del galardón que lleva el
nombre de un destacado antropólogo mexicano, pionero en el estudio de las
poblaciones afrodescendientes en México, quien abrió una línea de investigación
y además estaba comprometido con esos pueblos. “Yo quisiera seguir ese camino y
ese es mi reto”.
Mi compromiso,
continuó, es con los desplazados forzados mexicanos, haitianos,
centroamericanos, con los seres humanos sin oportunidades de, prácticamente,
nada. “Con nuestro trabajo debemos tratar de combatir todas las situaciones que
atentan contra la dignidad de las personas”.
Este año la entrega
del premio se dio en ocasión del Festival Afrocaribeño en su edición 27,
dedicado a las migraciones. “Agradezco al gobierno de Veracruz esta distinción
que también es para mi casa, la UNAM. Y mi reconocimiento es para la población
afrodescendiente que ha hecho esfuerzos por visibilizar su situación, por
tratar de llenar vacíos y silencios en la historia; deseo que, cada día, se
reconozca su historia y con ello abrir el camino para mejorar su situación”,
finalizó.
FUENTE: UNAM